El ensayo de Thomas Mallow sobre el Nóbel peruano y la incursión de éste en la poesía. En los últimos días han circulado dos noticias “literarias” sobre Mario Vargas Llosa. La primera fue la publicación en Estados Unidos de la traducción al inglés de su más reciente novela, “El héroe discreto”, que en el país del norte llevará el título de The discreet hero(Farrar, Straus & Giroux, 2015), y que ha motivado una serie de artículos sobre la obra de nuestro Nobel. Por ejemplo, en el diario The New Yorker, el crítico Thomas Mallon publica un extenso ensayo sobre la totalidad de la obra novelística de MVLL, titulado “Restless realism. Mario Vargas Llosa’s imagined lives”, algo así como “Realismo incansable. Las vidas imaginadas de Mario Vargas Llosa”. Son varios los puntos de interés en este ensayo. La propuesta principal es que las novelas de MVLL son siempre esencial y radicalmente realistas, y como consecuencia de ello los protagonistas siempre resultan un alter egos del autor: desde el poeta de La ciudad y los Perros y el Zavalita de Conversación en La Catedralhasta don Rigoberto de El elogio de la madrastra, Los cuadernos de don Rigoberto y El héroe discreto. De entre todos estos personajes, según Mallon, con quien tiene más afinidad MVLL es con Rigoberto: “the irresponsible aesthete through whom Vargas Llosa mentally dodged some of the worst of the Peruvian eighties” (“el esteta irresponsable mediante el cual Vargas Llosa se evadió mentalmente de lo peor de los años ochenta en el Perú). Aunque se puede encontrar varios errores históricos en el ensayo de Mallon, hay una afirmación que no deja de inquietarnos: “A pesar de sus deslumbrantes manipulaciones de las estructura narrativa, este gran autor de novelas nunca ha sido un gran formalista”.Entendemos que ese formalismo se refiere al propio manejo del lenguaje. Lo que nos lleva a la segunda noticia sobre MVLL: la publicación (en el diario El Comercio) de un poema suyo, “El alejandrino”, un elogio del poeta griego Constantino Kavafis. Desde la primera estrofa comprobamos que el autor no tiene mucho talento poético: “Nació, vivió y murió en Alejandría/ y allí trabajó treinta y tres años/ –los tres primeros de meritorio, sin sueldo– en una oscura repartición denominada dirección de aguas”. Se trata de un texto eminentemente prosaico, al que los cortes de los versos no mejoran en nada. El resto del poema continúa con la misma tónica, para concluir también prosaicamente: “El alejandrino devolvió a la lengua griega/ la potencia, la gracia y la sabiduría/ que tuvo en aquella edad clásica/ que tanto amó.” El único momento en que el texto se aproxima a la poesía es en la estrofa que describe cómo Kavafis escribía sus poemas: “Las palabras le obedecían:/ se amansaban o encabritaban,/ se arrodillaban, saltaban, volantineaban/ y cruzaban la cuerda floja/ en punta de pie”. No sucede lo mismo con la estrofa que relata las aventuras nocturnas de este escritor que llevaba una doble vida: de día rutinario empleado, de noche entregado a “la mugre y la concupiscencia”. Vargas Llosa suele recordar una afirmación de Borges: “En poesía solo se admite la excelencia”. Y este poema está muy, demasiado, lejos de esa excelencia. El Montonero ,Primer Portal de Opinión del Perú 23 - Mar - 2015
VALORES UNIVERSITARIOS
El solemne acto, celebrado en el paraninfo de Las Llamas, ha estado presidido por el rector de la institución, César Nombela. Han asistido a la ceremonia, entre otras personalidades, Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria; Íñigo de la Serna, alcalde de Santander; Ángel Pazos Carro, rector de la Universidad de Cantabria, y Santiago García Granda, rector de la Universidad de Oviedo.
El catedrático de Literatura José María Pozuelo Yvancos, padrino de Mario Vargas Llosa en la sesión de investidura, ha sido el encargado de pronunciar la laudatio «de un gran creador tanto de grandes novelas y obras de teatro como de hondas reflexiones anidadas en sus ensayos críticos». «Vargas Llosa —continuó Pozuelo Yvancos— se ha dedicado a mimar el sistema vital de la cultura con tanto afán y entusiasmo, y sin decaimiento, que su destino como hombre y escritor está intrínsecamente unido a los valores de esta universidad».
José María Pozuelo ha destacado que «Mario Vargas Llosa se ha convertido en su práctica de creador, y en sus reflexiones en distintos medios, en el gran indicador del poder formador y transformador de las ficciones que comparten el mismo espacio con la libertad y ambos son contiguos a la cultura y el arte en su sentido amplio».
HOMENAJE A KARL POPPER
En su intervención, Mario Vargas Llosa ha rememorado una de las visitas más especiales que hizo a esta universidad con motivo de un seminario en homenaje a Karl Popper, «un pensador cuyas ideas han marcado mis convicciones cívicas y políticas». Ha recordado que en aquellas sesiones «era conmovedor oírlo defender la sociedad abierta, la sociedad libre, al individuo soberano y criticar todo lo que conspiraba contra la libertad, contra los derechos civiles y contra todo lo que había traído la civilización donde antes reinaba la barbarie».
El escritor ha explicado también que, en aquel seminario, Karl Popper «dijo que La sociedad abierta y sus enemigos era su contribución a la lucha contra Hitler y el nazismo». A juicio del académico, «el libro es un ataque frontal a la tradición totalitaria y una defensa entusiasta sólidamente argumentada de la cultura de la libertad». Según Vargas Llosa, «Popper veía que la sociedad griega —de Pericles, Sócrates—, que había echado los cimientos de la cultura y la libertad y creado al individuo soberano, era la misma donde nacería la tradición autoritaria, una tradición que se alargaría a lo largo del tiempo hasta verse encarnada en los años de la Segunda Guerra Mundial mientras él escribía esa obra magna».
RUMBO HISTÓRICO
«Popper defendía la idea de que la historia no está escrita, de que la historia la inventan los historiadores; es decir, la historia es un mundo en permanente efervescencia y que puede tomar las direcciones más diversas, sorprendentes y arbitrarias». A juicio de Mario Vargas Llosa, «ese es el fundamento de nuestra libertad: si la historia no existe, depende de nosotros el rumbo que ella tome. Si la historia toma un mal rumbo y la historia, en lugar de orientar a una sociedad por el camino de la coexistencia, de la paz y de la prosperidad, toma el camino de la división, de la desaparición de las libertades, del atropello sistemático de los derechos humanos, no es porque la historia eterna se haya equivocado, sino que nos hemos equivocado nosotros, que somos los responsables de aquello que ocurre en la sociedad».
Mario Vargas Llosa ha señalado que «probablemente ningún pensador político ha hecho de la libertad y del espíritu crítico algo tan absolutamente esencial como Karl Popper. La libertad depende enteramente de nosotros y la libertad solo está viva refundiéndose, recreándose a sí misma si en una sociedad existe el espíritu crítico. Todos tenemos derecho de impugnar las verdades vigentes, las verdades establecidas y declarar que ellas no lo son. Ese espíritu crítico nos permite aprender de nuestros errores y convertir las mentiras en verdades y las verdades deficientes en verdades operativas».